And if I go insane,
Will you still let me join in with the game?

sábado, 8 de agosto de 2009

ocho del ocho, nuevamente

¡feliz cumpleaños daniel!
y larga vida a su majestad, mi adoradísimo rey gato

jueves, 6 de agosto de 2009

y si...

¿y si después de tanto esfuerzo y tanto plan, usara el arma contra otra persona, digamos, contra mí...?
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lunes, 3 de agosto de 2009

wish you were here

Se va la luz y la tarde se queda en penumbra.
Ipodcito sigue funcionando y la música hace que las sombras parezcan menos aterradoras.
Sólo queda mirar por la ventana un rato.

Qué ganas de estar afuera, dejar que la lluvia caiga sobre mí, estar en otra parte, hacer otra cosa...

now I drift to you
I dream of a river
a water so blue
wish I could live there

...
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domingo, 2 de agosto de 2009

...

Si se hubiera muerto todo sería más fácil.
Habría pretexto para el luto. Y mejor aún, habría pretexto para cubrir los espejos.
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viernes, 31 de julio de 2009

prufrock and friends (I)

desde que me levanto sólo una cosa en mi cabeza:

that is not what i meant at all
that is not it, at all

una y otra vez, mientras busco referencias, y vuelvo a redactar sobre lo mismo, y camino y como y platico y hago todo lo que se supone que tengo que hacer y en general pasa el día sin ninguna otra relevancia

that is not it at all!!

entonces una voz chillona comienza a cantar:

crazy, toys in the attic she is crazy…

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miércoles, 29 de julio de 2009

...

Daniel me pide ver lo que escribo. Otra vez.
Yo lo dudo un poco, hace mucho que ya pasamos por esto. Pero al final permito que se asome a la pantalla de mi computadora y que me diga su opinión.
Entonces me mira con sus ojos de gato y me pregunta:
- ¿Planeaste matarlo?, ¿de verdad?
- Sí, estuve a punto de comprar los boletos de avión, pero salió lo del viaje a Montevideo y ya no me quedó tiempo.
- ¡Pero lo adorabas!
- Ajá.
- ¿Y?
- Por eso.
- ¿Dejaste de quererlo?
- No, ni un instante.
- Y a mí, ¿aún me quieres?
Me levanto y le doy un beso.
- Claro que te quiero. No seas tonto.
Me voy de ahí y lo dejo sentado frente a mi computadora con cara de no entender. No, a él no podría matarlo si eso es lo que en realidad le preocupa.
A él no, es demasiado débil.

recordatorios

Como si no fueran suficientes los fantasmas de la gente que ando recordando, mis calendarios me han informado repetidamente que en estos días es cumpleaños de Peter. De él y de un par de conocidos más, pero el suyo es el cumpleaños que queda entre mis pendientes.
Claro, como si pudiera hacer algo. Como si pudiera ir hasta allá y decir hola y decir felicidades y que eso tuviera algún sentido.
No, hace muchos años que estamos a muchos kilómetros. Y no hubiera vuelto a pensar en él de no ser por los malditos avisos en mi correo electrónico.
Ahora me vienen todo el día los recuerdos de aquella otra ciudad, de la estación del tren, del baile y el vino tinto y su sombrero negro. Cómo olvidar las piezas de ajedrez o la luna de octubre. Qué ganas de regresar a esa carretera, al banco fuera de la iglesia, al comedor de la escuela, a mi asiento del avión para verlo de nuevo por primera vez y dejar que todo otra vez comience.
Demonios, desde que planeé cómo matarlo me había olvidado por completo de él. Entonces fue divertido, el pensar en llegar hasta allá y decir hola y dispararle y terminar con todo eso de una buena vez. Eso sí tenía sentido y sí sonaba posible.
Estaba tan bien sin pensar en ello. En este momento no tendría que seguir soportando el recuerdo de sus chistes ni de sus brazos en mi cintura ni de lo tanto que lo quería ni de lo tantísimo que me gustaba.
Tan lindo que hubiera sido hacerlo, carajo. Matarlo, y punto.

martes, 28 de julio de 2009

entre las cosas que sólo a mí me pasan

Lo extraño, y sí, lo acepto, aún lo quiero.
Entonces de pronto suena el teléfono de forma molesta. Contesto y escucho su voz. Mi humor cambia por completo y hasta me parece que por un momento sale de nuevo el sol. Entonces dice un par de cosas sin sentido y después de dudarlo un poco pide hablar con alguien. Yo sé que es conmigo, y cuando estoy a punto de decirle que sí, que soy yo, que cómo está y el gusto que me da escucharlo de nuevo, justo entonces pregunta si no está llamando a Elevadores Azteca.
Sí, a mi casa continuamente llaman preguntando si no es el número de Elevadores Azteca.
No, lo siento, está equivocado.
Y vuelvo a colgar el teléfono. Vuelvo a extrañarlo y afuera otra vez el día es nublado.

lunes, 27 de julio de 2009

inicio del fin

Poco antes de conocer a Ferlo me lastimé un dedo del pie. El dedo gordo del pie derecho. Fue una tontería, un objeto que me cayó encima y a pesar del dolor del momento, pasó sin más relevancia. Unos días después descubrí un moretón feo, pero tras comprobar que el dolor había desaparecido y que en realidad no era nada grave, dejé que pasara y que la uña sola creciera y poco a poco el moretón, de un color negro intenso, con el tiempo desapareciera.
En esa misma semana fue que lo conocí. En ese momento me pareció un niño un tanto bobo, agradable sí, pero sin nada que llamara realmente mi atención.
La siguiente vez que nos vimos el moretón de mi pie seguía como si nada, comencé a preocuparme que no se fuera a quitar nunca. Y con él, ay dios, no sé en qué momento le entregué mi corazón, pero después de volvernos a ver supe que definitivamente era él a quien quería.
A partir de entonces empezamos a jugar, a tener una especie de relación. Yo me derretía estando con él, me hacía reír y nos hacíamos compañía. La sonrisa más linda y sincera, los ojos más negros y profundos.
En ese tiempo me acostumbré a ver mi uña con una parte negra, era como tener un lunar o cualquier otra mancha parecida, que si bien no es lo común, forma parte de lo que eres y de cómo te ves.
Los altibajos vinieron en nuestra relación, cualquiera que esta haya sido. Nada muy terrible, ningún pleito ni desacuerdo grande. Sólo algunos periodos en los que nos alejábamos y otros en los que de nuevo nos veíamos y otra vez el mundo parecía volverse a inventar frente a nuestros ojos. Y la uña de mi pie, esa poco a poco fue creciendo y sí, poco a poco llevándose consigo el moretón. Periódicamente cortaba un pedacito de uña al arreglar mis pies, y así lentamente la mancha negra fue haciéndose cada vez más pequeña.
La última vez que nos vimos las cosas se volvieron más intensas, más profundas. Yo reí como nunca, me preocupé por él, nos hicimos cómplices de algo y supe que las cosas estaban tranquilas. Cuando nos despedimos fue con una sonrisa, y con la certeza de que las cosas se estaban volviendo posibles.
La última vez que corté las uñas de mis pies lo hice con calma. Tenía tiempo y lo dediqué a ese cuidado personal que me hacía falta. A la uña del dedo gordo de mi pie derecho le puse especial cuidado, y al terminar, descubrí que prácticamente ya no queda nada de lo que fue ese feo moretón negro. Debo decir que en ese momento mi pie me pareció un poco extraño, pero uno no se preocupa por esas cosas y sigue con su vida, ¿cierto?
Y de él no he sabido nada. Creo que lo que alguna vez tuvimos fue como una mancha, que poco a poco el tiempo se encargó de ir borrando. Pero repito, de las manchas y moretones uno no se preocupa y sigue con su vida, ¿cierto?

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